miércoles, 9 de mayo de 2012

Bienvenidos ambles lectores,  esta pagina les va a encantar ya en ella no solo nos aterrorizamos un poco sino aprendemos tambien sobre culturas y sitios de todo el tachira gracias........

Acontinuacion le vamos a demostrar otra leyenda: 




ENCUENTRO EN EL BAR DE LAS ÁMERICAS.

.- Marisa, una muchacha alegre y deportista, se pasaba andando en bicicleta por los alrededores de la plaza del Rotary Club de Rubio. Una noche conoció a Gerardo y se enamoro.
.- Un grupo de estudiantes salió un sábado, antes de las vacaciones de Navidad. Habían organizado una fiesta pro-graduación en el bar de Las Ámericas. Desde las siete de la noche comenzaron a llegar muchachas y muchachos. Pronto la fiesta estuvo animada y numerosas parejas bailaban en la pista.
.- Gerardo, un joven oriental, alto y moreno, deambulaba de mesa en mesa, conversando y gastando bromas. Por ultimo se sentó en un rincón y hablaban animadamente. Una joven de ojos melados y cabello castaño estaba a su lado. De vez en cuando bailaban y él, alegre, hacia figuras y pases que eran el asombro de sus amigos, pues lo consideraban un muchacho tímido. Bailaba suelto o pegado, caminaba de acá para allá y parecía enamorar a alguien. Sus compañeros creían que estaba bajo los efectos del alcohol, posiblemente Gerardo se había pasado de palos, por eso hablaba solo, gesticulaba y bailaba; ellos no veían a la bella joven que lo acompañaba.
.- A las tres de la madrugada dejo a un lado a la muchacha y dijo a sus compañeros:
.- Ahora vengo, voy a acompañar a Marisa a su casa. No me tardo mucho, espéreme.
.- Sus amigos le creyeron borracho y se rieron. El abrazo a Marisa y salieron del local.
.- Tomados de las manos unas veces, otras abrazados, cruzaron a Rubio hasta llegar a la placita del Rotary. Se besaron repetidas veces y él, galante, se quito el saco y se lo coloco a Marisa para protegerla del frío. Se despidieron con un ¡ Hasta mañana, mi amor!. Y Gerardo regresa al lugar donde estaban sus amigos.
.- Al verlo le gastaron bromas y el se sonreía lleno de felicidad. Se había enamorado.
.- El domingo después del almuerzo resolvió salir a visitar a su amada.
.- A pasos largos recorrió las calles de Rubio hasta llegar a la plaza del Rotary Club. Decidido se dirigió a la casa y llamo. A los pocos minutos una señora de edad mediana abrió la puerta.
.- ¡ Buenas tardes! - dijo.
.- Buenas tardes, joven ¿ que desea?.
.- ¿ Esta Marisa?.
.- ¡ Marisa! - exclamo la señora con asombro.
.- Si, Marisa, ella vive aquí, ¿ verdad?.
.- Por favor pase y siéntese, ya vengo, - y se perdió en el interior de la casa.
.- Al poco rato regreso con una fotografía que le mostró a Gerardo al momento que preguntaba:
.- ¿ Es ella?.
.- Si, por favor llaméela.
.- Lo siento, joven, pero no puedo llamarla. Ella no esta aquí.
.- Imposible, anoche yo la deje aquí, nos despedimos en la puerta.
.- No, no esta, - y comenzó a llorar.
.- Gerardo inquieto inquirió:
.- ¿ Que ocurre?. Me parece muy raro que Marisa no se encuentre en la casa si hace unas horas yo la acompañe hasta aquí. Por el camino me dijo que tenia frío y me quite el saco y se lo puse. ¿ Le paso algo?.
.- Tranquilícese, joven, tome con clama lo que le voy a decirle...
.- Mi hija Marisa ya no esta en este mundo. Murió atropellada por un automóvil cuando paseaba en bicicleta por los alrededores de la plaza.
.- ¿ Dice que murió....?- Balbucea Gerardo impresionado.
.- Si acompáñame al cementerio y visitaremos su tumba.
.- Seguidamente se levantaron y caminaron hasta llegar a la cuesta del cementerio. Gerardo seguía a la mama de Marisa como si estuviera sonámbulo. La impresión recibida fue tan grande que no podía reaccionar, no salían del estupor, creía estar soñando.
.- La señora se detuvo al final de un sendero. Y allí sobre una tumba de mármol blanco, estaba su chaqueta.
.- ¡ Esta es la tumba!.
.- Si, - dijo Gerardo, como si estuviera ausente. Fijo sus ojos en la lapida y al comprobar que sobre ella estaba su chaqueta exclamo horrorizado:
.- ¡ No puede ser...! ¡ No puede ser...! Pero...es mi saco...!
.- ¡ Marisa...., Marisa....! - retrocedió espantado y cayo desmayado.
.- Toda la ciudad supo la historia y hasta los periódicos locales comentaron el romance de Gerardo y Marisa.
.- Han pasado los años y Gerardo sigue amando a Marisa. En su locura repite su nombre y sonríe.

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